Cuando el patrimonio se hace pared


Mataderos celebra sus 133 años con la presentación de una serie de murales alegóricos

Para muchos, el barrio -con sus virtudes y defectos- es su lugar en el mundo, el sitio en el que la geografía de sus calles y edificios se confunde con la vida misma. Y en esa simbiosis tan mística como natural, fluye el sentido de pertenencia que, en ocasiones, se extiende a lo largo de varias generaciones. La impronta de esos vecinos y su permanente vinculación con las instituciones locales, le dan al barrio ese color único y característico, que lo distingue por sobre cualquier otro.

Tal vez por eso, para todos esos vecinos, el cumpleaños del barrio es algo más que una simple efeméride en el almanaque. Es el aniversario que los convoca y los incluye a todos, para celebrar mancomunadamente un lazo afectivo que los define como comunidad barrial. Así lo entiende la gente de Mataderos, que se dispone a celebrar los- en este caso- 133 años del barrio.

El acto central –abierto a toda la comunidad barrial- tendrá lugar el sábado 7 de mayo desde las 9, en Timoteo Gordillo entre avenida de los Corrales y Tandil, donde se inaugurará la muestra “Cuando el patrimonio se hace pared”, compuesta por una serie de murales alegóricos vinculados con la rica historia del barrio de Mataderos. El encuentro, que contará con la participación del presidente de la Junta Comunal 9, Maximiliano Mosquera Fantoni, y del director del Frigorífico Riosma, Alejandro Rodríguez Blanco, ofrecerá además un atractivo espectáculo tradicionalista. Allí se harán presentes delegaciones gauchas de a caballo (los Gauchos  Reseros  del Mercado de Liniers y la Agrupación de Estudios Gauchescos de Ezeiza) que desfilarán por la cuadra y se  colocarán como guardia de honor durante el evento, el ballet de danzas folclóricas local “Amigos del Alma”, los cantores sureros Alberto Iriart y Hugo Molina, el grupo de recreación histórica  “Los Años Dorados”, el ballet italiano “All’ Uso Nostro” y el ballet español del Centro Zamorano de Buenos Aires.

Posteriormente se procederá a descubrir los murales, con la presencia de los autores participantes. “En total son quince obras que se ubican en el paredón lateral del Frigorífico Riosma, sobre Timoteo Gordillo, que representan hechos, hitos y personajes relativos a la historia del barrio de Mataderos, relacionados a la industria cárnica y sus derivados, las tradiciones gauchas y sus edificios emblemáticos”, resume la museóloga Zulema Cañas, titular de la Asociación Civil Foro de la Memoria de Mataderos y curadora de la muestra permanente, declarada “de Interés cultural y educativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” por la Legislatura porteña. “Queremos aprovechar la conmemoración del 133° aniversario del barrio para promover, rescatar y preservar el rico patrimonio histórico y cultural de Mataderos”, agregó.

Como se sabe, ese amplio paredón ya estaba ocupado por murales alegóricos que fueron deteriorándose con el paso del tiempo, por eso se decidió reemplazarlos con nuevas obras de otros artistas, pero siempre vinculadas con la identidad barrial. En este caso participaron el artista plástico de Mataderos, Rubén Vismara; integrantes de la Asociación de Fileteadores (Patricia Berman, Christian Loidi, Mariel Banquero, Horacio Menchaca, Facundo Leguizamón, Romina Storino, Bárbara Chilo, Pablo Enciso, Verónica Ruíz y Eduardo Sampallo, además de un selecto grupo de alumnos y profesores de la Escuela Superior de Educación Artística en Artes Visuales “Rogelio Yrurtia”.

Los títulos de algunos de los murales son “Mataderos, el campo en la ciudad”, “Sueño Inmigrante”, “Lisandro de la Torre”. “Justo Suárez, el Torito de Mataderos”, “Hospital Salaberry”, “Clubes de Mataderos” y “La carne, patrimonio de Mataderos”. Pero habrá uno muy especial dedicado a la memoria del recordado Memo Caviglia, prestigioso fileteador oriundo de Liniers y afincado en Mataderos, fallecido a comienzos de 2020, que fuera presidente de la Asociación Argentina de Fileteadores y viviera justo enfrente de donde se plasman los murales.

Vale destacar que el frigorífico Riosma se hizo cargo de todos los gastos del proyecto. “Somos una empresa con responsabilidad social y nos interesa demostrarlo en los hechos”, sostuvo al respecto el director de Riosma, Alejandro Rodríguez Blanco, quien junto a la museóloga Zulema Cañas, estuvo detrás de cada uno de los detalles de esta singular iniciativa.

Un poco de historia

El 14 de abril de 1889 se colocó la piedra fundamental de los nuevos mataderos, que desplazarían de esa forma a los tradicionales Corrales Viejos, ubicados en Parque de los Patricios. Fue alrededor de aquellas instalaciones -que se inaugurarían recién once años más tarde- donde comenzó a formarse el barrio, cuya población vivía de la nueva fuente de trabajo allí instalada.
Por entonces, Mataderos era Nueva Chicago, denominación que aludía a la ciudad norteamericana caracterizada por la industria de la carne. Tal vez por eso, el tumultuoso arroyo Cildáñez se ganó por años el apodo de “el arroyo de la sangre”, pues hacia él derivaban los desperdicios de la industria carnicera.
Algunos tiempo más tarde, el emblemático monumento al Resero se ubicó como un mojón ineludible a las puertas del Mercado, allí donde Lisandro de la Torre le da inicio a la avenida de los Corrales. La icónica obra de Emilio Sarniguet –que en sus orígenes supo engalanar los jardines del Palais de Glace- ya lleva 88 años custodiando el barrio, como testigo mudo de su crecimiento.
Hoy, en pleno siglo XXI, con el Cildáñez entubado, el Mercado a punto de emprender su retirada hacia Cañuelas y cientos de historias como señal de identidad, el barrio gaucho porteño celebra su 133° aniversario. Y aunque el paso del tiempo hay reformulado en parte su paisaje mixto, bañado por campo y ciudad, sus vecinos siguen enorgulleciéndose como entonces al llevar las tradiciones de Mataderos a flor de piel.





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